Vistas de página en total

miércoles, 29 de junio de 2011

Papá...

Qué mejor que irte a la cama pensando en tus padres, en esos maravillosos seres que te han dado la vida y que a veces también te la quitan. Son especiales, entrañables y adorables y con ellos has aprendido todo lo que eres. En especial estoy muy orgullosa de ambos dos pero hoy quiero hacer mención especial a mi padre. 

Papá o mejor dicho, Jefe. Para mí, mi jefe ha sido y es el mejor padre del mundo a pesar de que no olvidemos es un ser humano y como tal no es perfecto pero aún así, él es el mejor.


Tengo millones de recuerdos de él...

Era yo pequeña, no más de 10 años. Estábamos en el campo con mi madre, mi tía Mila y mi tío Deri en algún punto de la geografía manchega. Papá y yo jugábamos al fútbol pero había una cosa que a mi padre le encantaba hacer... trampas. Cuando tenía la pelota no dudaba ni dos segundos en arrebatármela haciéndome la zancadilla pero siempre con una sonrisa en la boca y con la principal intención de hacerme reír. Luego, cuando estábamos en Albacete, cada día si yo tenía vacaciones en el cole, nos íbamos juntos a dar largos paseos. A la Fiesta del Árbol donde veíamos a los futuros toreros ensayando pases con su capote, al estanque de los patos, al rosal, al camino del canal de María Cristina donde recogíamos un montón de tornillos, al Milán de Isabel La Católica donde muy a menudo me comía un Tigretón... Siempre juntos, él y yo. Para él yo era su bastón, su chispa y su alegría.

A menudo me hacía regalos, cualquier cosa pero me conocía muy bien y todo lo que me regalaba lo acertaba sobradamente y no solo eso. Conmigo ha sido el hombre más detallista que he conocido nunca. Era mi despertador, me hacía el desayuno con unas tostadas kilométricas y con mantequilla que él solo sabía untar, hacía muchas veces la comida (ese caldo rojo como olvidarlo) y en especial unas tortillas de muerte. Cuando me gustaba Luis Enrique me compraba el Sport y revistas donde él salía. Se metía con Don Johnson diciendo que era mariquita (yo estaba perdidamente enamorada de él) Se reía a morir cuando me lo decía y en una ocasión, ya siendo mayorcita, me regalo una foto tamaño A4 de Paquirrín dedicada donde éste me declaraba su amor. Evidentemente la había escrito él pero lo que más me gusto fue su risa tronchante. No la olvidaré nunca.

Mi padre es un ser excepcional, un señor, un caballero con un estilo que pocos pueden lucir. Siempre con sus trajes, sus corbatas hiciese frio o calor, sus sombreros en invierno si le apetecía. Un bombón de hombre sin lugar a dudas y además, un trabajador nato que supo mantener a flote un legado de empresas de gran envergadura.

La rabia de esta historia es que por desgracia, mi padre hoy por hoy está muy malito. Más que nunca. Sufre una enfermedad muy desgarradora y dura. Lleva mucho años pero al ser una enfermedad degenerativa cada día está peor. No hay momento en el que no piense en él porque para mi ha sido y es un pilar fundamental en mi vida y no quiero que una terrible enfermedad como es el Parkinson haga de él un ser humano que nada tiene que ver con el jefe con el que yo conviví tanto años de mi vida. 

Mi intención no es hablar de lo duras que son las enfermedades, ni lo terrible que pueden ser sus consecuencias, sino es el haceros despetar de un letargo en el que sucumbimos y desde el que no vislumbramos lo afortunados que somos todos aquellos que podemos seguir disfrutando de nuestros padres. En estas situaciones lo principal es darles cariño, apoyo, compañia, amor y tranquilidad. Se acuerden o no de nosotros pero eso hará que ellos se sientan mejor aunque no seamos en ocasiones conscientes de ello pero estoy convencida que así es.

Por último, quiero escribir directamente a mi padre, sí, a ti jefe. Te quiero dar las gracias por haber sisfrutado tanto de tu cariño, de tu amor, de tus caricias, de tus miradas, de tus risas, de tus emociones, de tus llantos... Te he conocido más a fondo que nadie y mira que eres una persona reservada pero yo, tu hija, ha conseguido meterse dentro de tu corazón y ver con tus propios ojos. Eres una persona excepcional, como pocas he visto en el transcurso de mi vida y de verdad te digo que no me puedo sentir más orgullosa de ser tu hija. Lo único que deseo es que este sentimiento sea mutuo y sientas que tienes una hija que muere por ti. Te quiero papá, te quiero muchísimo y siempre te querré y te admiraré.

Tu chispa

No hay comentarios:

Publicar un comentario